Con la vuelta del buen tiempo comienzan de nuevo las cenas de ensaladas con mil variantes, y vuelvo a tener siempre en casa un buen surtido de provisiones para experimentar con nuevas ensaladas día sí y día también.

Como a muchos imagino que les pasa, a mi también me carga el aburrimiento de comer siempre lo mismo, y por este motivo siempre intento variar del típico tomate, lechuga y nada más de la mayoría de las ensaladas.

No me gusta la lechuga, me aburre soberanamente, y muchas veces la cambio por espinacas, rúcula o brotes de canónigos o berros. Varío las verduras, y en ocasiones las ensaladas son tan sencillas como unos calabacines a la vinagreta, patatas con anchoas, una ensalada mediterránea de garbanzos, o unas verduras al horno mezcladas con cualquier otra cosa.

La de hoy es de caballa, porque me gusta siempre incluir proteína en las ensaladas, con unos pocos ingredientes más todos fresquísimos y naturales, porque mientras más natural y fresco todo mejor que mejor.

La idea, más que una receta cerrada, es darles ideas y posibles combinaciones para que a partir de allí puedan hacerse en casa una ensalada, rica, vistosa, curiosa, distinta, con tres o cuatro cosas y unos minutos, no hace falta mucho más.

Mis ingredientes de hoy:

  • 2 puñados de hojas de espinacas (Contar un puñado grande por persona).
  • 2 tomates medianos, cortados en trozos de la forma que más les guste (las rodajas son aburridas).
  • 1 aguacate pequeño pelado y cortado en dados (créanme, hay quien se lo pondría con la cáscara).
  • ¼ de cebolla morada cortada en julianas finas.
  • 1 zanahoria pequeña rallada.
  • 1 o 2 latas de filetes de caballa en aceite de oliva.
  • Un puñado de semillas, o pipas de calabaza peladas.
  • Aderezo: Pizca de sal, aceite de oliva (de las caballas) y vinagre de jerez.

Preparación:

  1. Cortamos un poco las hojas de espinacas y las colocamos en la base del bol o bandeja donde haremos la ensalada.
  2. Colocar el resto de los ingredientes por capas (tomates, cebolla, zanahoria, aguacate), luego la caballa, encima las semillas y rociar con una pizca de sal (aunque las caballas ya tienen suficiente sabor y no hará falta mucha sal).
  3. Para aderezar, rociamos por encima de la ensalada el aceite de las caballas y un chorrito de vinagre de jerez (o vinagre de vino blanco), mezclamos y servimos.

Será una cena fresca, nada pesada, que puede acompañarse con unas tostadas o una crema fría como salmorejo o gazpacho si vamos muertos de hambre.

Creatividad, unos pocos ingredientes, y nada de tiempo para cenar sencillo, rico y sin culpa. Seguiremos inventando nuevas cosas en casa mientras nos divertimos en el intento. 🙂

¡Feliz noche!

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