Hace varios días se me antojó preparar un postre que llevaba merengue italiano. A mi los postres no es que se me dan de maravilla, pero a fuerza de disciplina y sopotocientos intentos van saliendo y quedando ricos.

Pero lo del merengue italiano iba más allá, porque el merengue NUNCA me había quedado bien y porque sí además había que agregarle almíbar caliente al merengue me daba como sustito, se auguraba un gran desastre cocinístico de los que tengo a veces.

Comencemos por el principio, contándoles que hay tres tipos básicos de merengue:

  1. El Merengue francés, en el que mezclamos las claras de huevo con el azúcar en polvo hasta que llegue al punto de nieve y luego se hornea en diversas preparaciones.
  2. El Merengue italiano, en el que mezclamos las claras con almíbar. Al agregar el almíbar caliente durante el batido las claras se calientan y se puede usar perfectamente para servir con frutas o decorar postres o tartas, no hará falta hornearlo luego.
  3. El Merengue suizo, en el que calentamos las claras con el azúcar al baño maría hasta llegar a los 130 grados y luego batimos para montar las claras.

Para aclarar mis dudas sobre el merengue italiano tocó preguntarle a mi Karo, porque mi hermanita si que se entiende bastante mejor que yo con los postres y luego de sus tantas indicaciones, hubo un primer intento que terminó en desastre y pensé que aquello no me podría quedar bien jamás.

Pero como miedo no hay que tenerle a nada, ahí fui otra vez y además de las indicaciones vía Whatsapp de mi familia me senté a ver algunos tutoriales de Youtube y a ver qué hacían los youtubers distinto a mi desastre y porque a ellos les salía bien y a mi no.

  • Antes de comenzar:
    Tengamos todos los ingredientes a mano y a temperatura ambiente, pesados y medidos.
    Vayamos al baño, tomemos agua, pongamos música, preparemos la manga pastelera que utilizaremos después, porque…
    No es recomendable descuidarlo ni dejar de batir una vez que has comenzado.
  •  

    Así que preparé todo y respetando la proporción matemática utilizada en muchos de los vídeos que vi, utilicé lo siguiente:

    • 4 claras de huevo, que al peso fueron 130 grs.
    • El doble del peso de las claras en azúcar, es decir 260 grs de azúcar.
    • La mitad de agua que de azúcar, es decir 130 grs (el mismo peso de las claras en agua).
    • Una pizca de sal.
    • Una cdta. de vinagre blanco (o cremor tártaro).

    Si se preguntan cómo se pesan las claras o el agua, utilicé una balanza digital de cocina, coloqué un recipiente, puse la tara de la pesa en cero gramos y luego agregué las claras y comprobé el peso. Lo mismo con el agua, manteniendo la pesa en gramos.

    Si no tienen balanza digital de cocina en casa, se puede utilizar una taza de medir con la siguiente proporción: una taza de claras de huevo por dos tazas de azúcar y una taza de agua.

    Para la preparación comenzamos con el almíbar, colocando el azúcar en una olla pequeña y cubriéndola con el agua, llevamos a fuego medio sin remover para que no se cristalice. Hay que tener paciencia, mucha.

    El azúcar se irá disolviendo y al rato comenzará a burbujear, luego comenzará a reducirse y espesar y veremos que burbujea más lentamente. En mi cocina tomó una hora, poniendo la vitro en el cuatro (mi cocina va del 1 al 9). Si se cristaliza solo tenemos que pasar una brocha de cocina humedecida en agua por los bordes.

    Recordemos que no hay que remover el almíbar, solo hay que tenerle confianza y dejarlo ser. Sabremos que está listo cuando burbujea lentamente y tiene punto de hilo fino. Una prueba para saber si está es dejar caer una gota de almíbar en un vaso de agua, si vemos que se forma una bolita y al cogerla entre los dedos tiene una textura blanda pero no se deshace ya lo hemos logrado.

    En el punto en que el almíbar comienza a burbujear comenzamos a batir las claras junto a la pizca de sal y el vinagre, con un batidor de varillas a velocidad media. Y cuando tenemos el almíbar con el punto de hilo fino (o bola blanda, es lo mismo) lo agregamos a las claras lentamente y sin dejar de batir, dejando que caiga como un hilo hasta el borde del bol donde tenemos las claras.

    Seguimos batiendo hasta que el merengue enfríe y se formen picos firmes, unos veinte minutos más. En cuanto enfría ya podemos utilizarlo para decorar tartas, natillas o hacer suspiros.

    En total me llevó una hora y veinte minutos tener el merengue italiano listo. Y mi Karo tenía más razón que un Santo cuando me dijo “te va a costar, no es fácil pero una vez que lo logras te sientes súper powerful”.

     

    La otra parte del postre la tendremos mañana en el blog …y es una mega sorpresa 🙂

    ¡Feliz noche!

    Pin It on Pinterest