Desde siempre en casa se han hecho todas las masas de los panes o empanadas que preparábamos. Aún teniendo la comodidad de vivir aquí y tener la posibilidad de encontrar masas preparadas buenísimas, siempre que puedo intento hacer la masa en casa.

Tirar de memoria esta vez no ha estado fácil, cuando Mamá hacía empanada gallega en casa yo estaba muy pequeña y recuerdo poco que llevaba la masa. Esta vez he echado mano de mi biblioteca y de recetas para masas que hay en innumerables páginas y blogs en internet.

Por supuesto que no hay una única versión, pero si algo tenía claro es que quería preparar una masa ligera, que no creciera demasiado al hornear y no nos sentara pesada. Pensé también que podía utilizar la misma masa que hago para los tequeños, pero igualmente preferí documentarme antes de cometer ninguna locura.

Muchas recetas proponen harina de fuerza (harina para pan con una mayor concentración de levadura) y levadura prensada (fresca) de panadería, pero la descarté porque no quería una masa demasiado gruesa. Algo que no sabía y he descubierto leyendo, es que incorporan a la masa la grasa o aceite del sofrito que se hace para el relleno de la empanada, lo que realzará muchísimo el sabor.

Unas masas usan huevos, otras no, las que no llevan la grasa del sofrito llevan aceite de oliva o girasol, y las que menos mantequilla. También para esta receta es un básico utilizar una balanza digital de cocina, porque puede que cambiemos una cosa u otra de los ingredientes pero las proporciones siempre hay que respetarlas.

Así que ciñéndome a lo que tenía en casa y en de plan hacerlo rápido y fácil, decidí utilizar los siguientes ingredientes:

  • 500 grs de harina de trigo para todo uso (medio paquete, puede ser la que venden para pizzas).
  • 120 grs de mantequilla sin sal.
  • 1 sobre de levadura de panadería, 5 grs de levadura seca.
  • ½ cdta. de sal.
  • 100 ml de agua (medio vaso).
  • 100 ml de leche (medio vaso).

TIP: ¿Por qué agua y leche y no uno u otro? La leche hace que la masa quede un poco más quebradiza, y el agua ayuda a que tenga más elasticidad y al estirarla nos ayudará a tener una masa más fina.

Preparación:

  1. Tamizamos la harina con un colador, la colocamos en un bol grande haciendo un agujero en el centro. Incorporamos la levadura.
  2. Agregamos el aceite y el agua y comenzamos a mezclar la masa con las manos de afuera hacia adentro, con movimientos envolventes.
  3. Añadimos la sal y seguimos amasando. Reservamos un poco más de harina y leche para este punto, si la masa está muy pegajosa podemos agregar dos o tres cucharadas más de harina. Si por el contrario es muy seca y dura, podemos incorporar unos 50 ml más de leche.
  4. El tiempo de amasado no llegará a diez o quince minutos. Sabremos que está lista cuando tengamos una masa homogénea y sin grumos que se nos despegue de las manos, que no esté dura y sea fácilmente moldeable (como cuando jugábamos con plastilina).
  5. La tapamos con papel film y dejamos reposar 30 minutos a temperatura ambiente antes de estirarla.

En cuanto a los rellenos, hay infinitas versiones. Desde la típica empanada de bonito o atún, pasando por carne, pollo, o bacalao, como las de rellenos vegetales o incluso de morcilla con manzana, un típico asturiano y uno de mis rellenos favoritos. Podemos también hacer una quiché o empanadillas pequeñas horneadas con esta misma masa.

El relleno que hice para mi empanada casera en un próximo post, qué ahora me voy a hacer mil cosas que se me queda corto el día 😀

¡Feliz mitad de semana!

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