Una de las cosas que más sufro en Madrid es la mala calidad del pan. Generalmente es pan de fábrica precocido y congelado y en muchos sitios solo lo hornean. Una barra caliente en la mañana que vaya usted a saber con que está hecha, ya al día siguiente no se puede usar de lo dura que está.

Cuesta dar con obradores que tengan buen pan que sepa a pan, y aunque para muchos la solución sería un simple “pues no como pan” yo sigo incluyendolo de vez en cuando en los desayunos (alternando con cereales, frutas, yogures), a la vez que voy visitando obradores donde vemos como lo hacen y nos llevamos a casa pan del bueno de verdad.

En cuanto a el pan de supermercado, hace mucho tiempo que tengo el hábito de leer las etiquetas de lo que voy comprando, de todo. No tiene que ver con contar calorías, sino con comprobar los ingredientes, azúcares, grasas y demás añadidos que tiene nuestra comida “sana”. Porque pareciera que TODO tiene azúcar y cuantos más químicos mejor. 🙁

Hace unos días @cocinandosabores denunciaba en instagram lo que nos sucede con el pan de molde de supermercado, lleno de estabilizantes, conservantes y azúcares refinados. Sabiendo que se puede perfectamente hacer un buen pan en casa con harina, agua y levadura, proponía la iniciativa #Estosiespandemolde para publicar ayer 14 de septiembre una receta de pan casero, buenísimo, sencillo y rápido, que perfectamente podemos hacer en casa para cualquier picoteo o desayuno.

Yo tiré de lo que tenía en casa y como tenía una reserva de crema agria en la nevera, decidí apostar por incluirla en la receta porque algo me decía que mal no podía quedar.

Mis ingredientes:
  • 500 grs de harina de fuerza.
  • 200 grs de crema agria o yogurt.
  • 3 cdas de queso parmesano, o queso curado rallado.
  • 1 cdta sal.
  • 1 cdta azúcar.
  • 1 sobre de levadura seca.
Preparación:
  1. Tamizamos la harina y la mezclamos con la sal, azúcar y el queso.
  2. Agregamos la levadura, luego la crema agria y vamos mezclando poco a poco para incorporar a la masa.
  3. Vamos agregando el agua poco a poco mientras seguimos amasando.
  4. Sabremos que está lista cuando tenemos una masa homogénea que se nos separa de las manos, debe quedar esponjosa con una textura suave.
  5. Dejamos reposar la masa tapada en un sitio seco y sin corrientes de aire por dos horas o hasta que doble su volumen.
  6. Precalentamos el horno a 160º.
  7. Forramos un molde rectangular para pan con papel de horno.
  8. Colocamos la masa en el molde, cuidando que la masa no llegue más arriba de la mitad en las paredes del molde. Si ha crecido mucho la masa, separar en dos partes iguales y hornear dos panes por separado.
  9. Horneamos a 160º por 60 – 90 minutos.
  10. Dejamos enfriar antes de desmoldar y cortar.

Podemos acompañar con alguna mermelada, hummus, usarlo de base para unas buenas tostadas de aguacate o con huevos revueltos un día de brunch.

El café de la mañana es la gloria y todo sabe cien veces mejor con una tostada de pan recién hecha en casa.

Para conservarlo una vez frío, lo envuelvo en una bolsa plástica y luego lo meto en una bolsa de tela. Nada de nevera para evitar que se endurezca demasiado.

Si lo de hacer masa y estar encima del proceso del pan no os llama la atención, les recomiendo con los ojos cerrados hacerse con una panificadora casera como las que venden en Lidl o Aldi.

La que usamos en casa fue un regalo y costó 50€, va súper bien, tiene cuaderno de recetas y se puede programar y dejar los ingredientes en la noche para que el pan esté listo apenas nos levantamos en la mañana.

Desde que tenemos la panificadora en casa no he vuelto a comprar pan de molde en el súper, y me encanta ir probando receta por receta para cambiar los desayunos. 🙂 Sirve también para hacer masas y mermeladas, aunque yo sólo la he utilizado para hacer pan y ya siento que me ha cambiado la vida. 🙂

Gracias a Cocinando Sabores por la iniciativa de #estosiespandemolde. Los invito a todos a tomarse el tiempo de probar a hacer pan en casa. Se sorprenderán de lo fácil que es, lo bueno que queda y lo rápido que estará listo.

Rescatemos el sabor real de nuestros alimentos, pongamosle un poco de mimo y metamos las manos en la cocina, ganaremos mucho en sabor, salud y felicidad.

¡Feliz viernes!

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