De vuelta a la rutina, a mi mini piso madrileño (que adoro) y su mini cocina, donde me las ingenio. Aún persisten las ganas de playa y de quedarme a vivir en el sol, así que aprovecho los últimos días de calor veraniego para ir de piscina de día y caminatas de noche, leer a la sombra de un árbol en El Retiro o sentarme en una terraza a conversar interminablemente. Permanecen inalterables mis ganas de cocinar día sí y día también, de probar nuevos platos y tunear recetas.

Antes de mis vacaciones express a Portugal leí un par de recetas de panes sin horno en El Comidista, hice en casa el bolo do caco madeirense y a la receta de pan de pita que había en el mismo post le estuve dando vueltas otros tantos días hasta que la hice esta semana.

Originalmente el pan pita se suele hacer en horno aunque también puede cocerse en una sartén a alta temperatura, ya que al ser plano tarda muy poco en hacerse. Podemos hacer panes pequeños y rellenarlos con lo que la imaginación nos diga, o hacer un disco grande y picar en trozos para acompañar cualquier comida o servir con salsas o dips en cualquier reunión.

Hice algún cambio a las recetas que revisé por lo que no lo considero una copia fiel y exacta, sino más bien mi versión de pan casero rápido y fácil. Mis ingredientes esta vez fueron:

  • 300 grs de harina de fuerza (harina de trigo para pan)
  • 300 grs de harina de trigo integral
  • 60 grs de hojuelas de avena
  • 12 grs de levadura fresca (medio dado de Levital), o 6 grs de levadura para pan seca
  • 10 grs de sal (¾ de cucharada de sopa)
  • 1 vaso de agua

Preparación:

  1. Mezclamos las harinas con la avena, sal y levadura, desmenuzando la levadura con los dedos.
  2. Agregamos agua poco a poco mientras vamos amasando con las manos, integrando bien todos los ingredientes para que no queden grumos.
    No es conveniente agregar toda el agua de golpe al principio porque nos costará mucho más mezclar. Mejor ir poco a poco amasando y agregando agua hasta que tengamos una masa homogénea que se nos despegue de las manos.
    La textura debe ser húmeda y ligera, debemos sentir que es fácil de amasar y no que tenemos un trozo de piedra entre manos.
  3. Dejamos reposar la masa tapada con papel film (plástico) un par de horas o hasta que doble su volumen.
  4. Luego de haber reposado la masa, nos ponemos un poco de harina en las manos y vamos haciendo bolas de masa del tamaño de la palma de la mano. Estiramos cada porción de masa con un rodillo hasta que tengan no más de medio centímetro de grosor y dejamos reposar unos minutos más.
    También podemos (en lugar de hacer bolas) estirar toda la masa en una superficie enharinada y cortar los discos de masa con un cortador.
  5. Calentamos una sartén grande a fuego medio alto por unos minutos y vamos colocando los discos de pan en la sartén caliente unos dos o tres minutos por lado, hasta tenerlos tostados.

La corteza suele quedar crujiente y el interior un poco inflado y hueco. Podemos guardarlos envueltos en un paño para evitar que se sequen, o congelarlos ya preparados e ir calentando solo lo que nos vayamos a comer. Rinde para 12 – 15 panes pequeños.

Los primeros que hice los serví hace unos días en una merienda con tzatziki y mantequilla de ajo, y ayer llevé otros recién hechos a la piscina en plan picnic soleado. 😀

Por estos días seguiré aprovechando los que nos queda de sol y verano, también planeando nuestra cocina de otoño y la vuelta a mis adoradas clases de flamenco la semana que viene. Seguiremos con más en el blog los próximos días. 🙂

Disfruten todo lo que puedan del sol y del fin de semana, nosotros iremos de paseo a Ávila a visitar su maravillosa Feria Medieval.

¡Abrazos!

Pin It on Pinterest