Soy de las que va por la vida interrogando a los amigos pidiéndoles recetas, todo el tiempo y todo el rato, costumbre que creo que heredé de mi papá de tanto verlo interrogar a los tenderos del mercado o a amigos de otros sitios preguntando cómo hacían este o aquel plato.

Afortunadamente contamos con amigos y familiares dispuestos a darnos y dejarnos compartir tanta sabiduría e información. Aún cuando muchos son platos de toda la vida y muy de andar por casa, siempre viene bien conocer los trucos y variantes de manos de quien los ha hecho siempre.

Para la salsa boloñesa yo copié la manera de hacerla de mi casa, claro, ya mi padre se había encargado de interrogar a cuanto amigo italiano tuviese. En mi caso, también le pregunté a una amiga napolitana como la hacía y variaba muy poco con la versión que ya tenía, pero si recuerdo que Valeria me contó aquello de “tuve una suegra de Bologna que le agregaba a la salsa un toque de nuez moscada”.

Así que uniendo mis ganas de comer pasta con buena salsa y mi afán de tunearlo y variarlo todo, cambié la carne de ternera por carne de salchichas frescas. Son muy comunes y fáciles de conseguir, ya vienen especiadas y en los mercados hay distintas variantes cada cual más rica.

Mis ingredientes para la salsa esta vez fueron:

  • 400 grs (un bote mediano) de tomate triturado
  • 500 grs de carne de salchichas frescas o longanizas
  • 50 grs de bacon (tocineta) picado o taquitos de jamón
  • 100 ml de vino tinto
  • 1 diente de ajo grande
  • 1 cebolla mediana
  • 1 zanahoria
  • 1 tallo de apio (celery)
  • ½ cdta. de sal
  • 1 cda. de paprika o pimentón dulce
  • Una pizca de orégano
  • Una pizca de nuez moscada

Y recordar algo: La salsa boloñesa nunca, nunca, nunca, lleva pimiento (pimentón rojo).

La preparación de hoy:

  1. Cortar en brunoise (dados muy pequeñitos y uniformes) la cebolla, ajo y el apio. Rehogar a fuego medio en aceite de oliva.
  2. Agregar la carne de las salchichas / longanizas sin piel y vamos removiendo junto a las verduras para cocer la carne a la vez que se va deshaciendo.
  3. Aquí vienen el vino, la paprika, los taquitos de jamón, la hoja de laurel y el bote de tomate triturado. Removemos para mezclar, bajamos un poco el fuego (en mi vitro que llega hasta 9 lo pongo en 4) y cocinamos por 60 – 90 minutos para reducir un poco y concentrar la salsa, removiendo de vez en cuando para que no se pegue.
  4. Probar al final de la cocción y corregir de sal si hace falta, agregar una pizca de oregano y de nuez moscada y cocinar unos diez minutos más.
  5. Apagamos el fuego y dejamos reposar tapado hasta servir.

Para servir lo ideal es utilizar una pasta que “agarre” bien la salsa, y si acompañamos con queso que sea queso bueno bueno de verdad, tipo parmesano reggiano o grana padano. Si nos tomamos el tiempo de hacer una salsa buena y gustosa lo mejor será siempre servirla con pasta y queso de calidad, lo que no quiere decir que tengamos que gastar de más en estos ingredientes. En el Lidl y el Aldi hay muy buenos productos italianos y no nos dejamos el sueldo en ello.

La salsa puede conservarse en la nevera por un par de semanas e incluso si hacemos más cantidad puede congelar en porciones y solo ir sacando lo que vamos a comer.

Mientras aún me queda salsa en casa yo voy preparando menú navideño y ensayando màs de un plato, a ver si dejamos listas un par de ideas nuevas o no tanto antes de Navidad 🙂

¡Feliz semana!

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