A mi me gusta comer bonito desde mucho antes de instagram y sus buddha bowls o todo-en-un-bol.

Puedo llegar a mi casa después de todo el día en la Ofi y pasar un buen rato organizando la cena y preparando algo gustoso, a veces nuevo, nutritivo y chulo, para sentarme a cenar frente a un capítulo de Chef Table en Netflix, o tan tranquila a disfrutar mi plato sin ruido ni móvil al lado y con un buen vino.

Si buscamos la historia del Buddha Bowl, vemos que una de las versiones de su origen define este plato como un bowl prominente como la barriga de Buddha. También leí que se origina de la comida que recolectaban los monjes budistas cuando iban a las ciudades, que después unían y servían por supuesto, en un bowl.

Básicamente es un plato customizable a nuestro gusto, donde podemos mezclar colores, sabores y texturas de distintos vegetales y alimentos, siempre incluyendo proteína (vegetal o animal, según les guste), fibra, verduras crudas y cocidas, un toque crujiente y saciante, además de un aderezo que combine con los ingredientes.

No hay que ser un MasterChef para dar con la combinación perfecta de bowl, sólo hay que saber echar mano de lo que tengamos en casa y echar a volar la imaginación mezclando colores, sabores y texturas en la cantidad justa y equilibrada.

Yo les cuento mi versión, apta para veganos y vegetarianos, y ustedes luego prueban a ir cambiando verdes, proteínas o verduras, hasta dar con la combinación que mas les guste.

Así que aquí vamos con los ingredientes “a puñados” de mi bowl (da para invitar a alguien a cenar e impresionarlo):

  • 4 puñados de kale.
  • 2 puñados de semillas de edamame cocidas (proteína vegetal que pueden cambiar por otra de su gusto).
  • Zanahoria cruda cortada en rodajas finas.
  • Palmito en rodajas (puede ser un bote pequeño para los dos buddha bowls).
  • 1 aguacate pequeño cortado en láminas finas o dados.
  • 1 tomate en dados.
  • ¼ de cebolla roja en julianas.
  • 4 o 5 rabanitos en rodajas finas.
  • Tiras de boniato horneado.
  • Semillas de sésamo tostado.
  • Aceite de oliva, vinagre de miel o limón y pizca de sal para aderezar.

Preparación:

  1. Colocamos en un bol grande el kale de base.
  2. Luego vamos colocando los ingredientes encima del kale en el sentido de las agujas del reloj, con cuidado de darle su espacio a cada color e ingrediente. Paciencia, un poquitín, esa es la clave.
  3. Aderezar cada bowl con un chorrito de AOVE, vinagre o limón y sal al gusto. En mi experiencia, la mezcla de ingredientes ya tiene sabor suficiente para prescindir por completo de la sal. Rociar con semillas de sésamo por encima al servir.

Cuentan los budistas que ante la comida se debe buscar el equilibrio entre los excesos y las privaciones de las dietas demasiado restrictivas, escuchando a nuestro cuerpo y atendiendo a sus necesidades, cuidando lo que ingerimos y dedicándole nuestra atención plena y por sobre todo gratitud, para tomarnos el tiempo de apreciar y agradecer eso que nos alimenta.

Disfruten el Buddha Bowl, cenando en compañía y siempre con gratitud y risas. Gracias a todos siempre y feliz noche.

Un abrazo,

K@

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