“Mientras haya gofio en la lata, leche en el caso y papas en el cajón…” La de veces que escuché ese dicho en casa mientras comíamos algún plato típicamente canario.

Las papas arrugadas eran un “must” en casa, y cuando pedía la receta en casa me decían “Karla, sólo tienes que cocer las papas con lo justo de agua y un ‘puñao’ de sal” :-s Como tantísimas recetas de casa, lo he estado intentando tres mil millones de veces hasta que al fin de tanta terquedad han quedado como tenían que salir. Las papas no iban a poder más que yo, jejeje.

Es una receta típicamente canaria y como muchas recetas tradicionales no tiene un origen claro, aunque sí que sabemos que es muy muy antiguo donde -ante la dificultad de abastecerse y conseguir alimentos- cocían las papas que cultivaban en agua de mar.

Prepararlo es tan fácil como contar 1, 2, 3 pero hay que tener cuidado con la cantidad de agua que colocamos y las patatas que escogemos, que deben estar firmes y limpias, sin cortes o golpes ni nacidas (con raíces), para evitar que le entre la sal al cocerlas. Yo suelo comprar patatas pequeñas “de guarnición”, son muy fáciles de conseguir en Madrid y muy económicas.

Nuestros ingredientes para este plato:

  • 1 Kg de patatas “de guarnición” o “patata nueva” medianas.
  • 200 grs de sal (o dos “puñaos” jeje)
  • Agua que apenas las cubra.

La preparación de hoy:

  1. Revisamos y lavamos las patatas, y escogemos las que estén con la cáscara limpia y sin cortes ni golpes.
  2. En una olla grande (mejor si es un caldero o paila no muy hondo) colocamos las papas sin pelar y la sal, con agua que apenas las cubra.
  3. Cocemos a fuego medio alto hasta que el agua se consuma (una media hora aproximadamente) sin pinchar ni remover las patatas para evitar que se rompan.
  4. Cuando quede apenas agua en el fondo eliminamos el agua sobrante y llevamos al fuego un minuto más, para que se terminen de secar y se arrugue bien la cáscara.
    En este paso se puede agregar un poco más de sal fina luego de eliminar el agua y mover las patatas tomando la olla por las asas, para que la sal se pegue bien a la cáscara.

Las podemos servir con mojo de cilantro o mojo picón, de picoteo o para acompañar cualquier plato, desde conejo al salmorejo hasta carnes a la plancha o pescado.

Son adictivas, nadie se resiste a un plato de buenas papas arrugadas con mojo, ¡Qué nadie diga que no lo he advertido! 😀

¡Feliz semana!

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